Martes: 18/8 PARA DESCARGAR O IMPRIMIRHACER CLICK)
1. ED. VISUAL. cont.: EL COLOR
Propuesta
pedagógica: Elegimos uno de estos
retratos de Frida y lo recreamos.
VIDEO DE LA ACTIVIDAD (HACER CLICK)
2 Prácticas del lenguaje. Cont.: Desarrollar formas personales de escritura.
Propuesta
pedagógica: Seguramente en casa hay postres que preparan en
momentos especiales. Registra el nombre del postre y el motivo especial por el
que se suele preparar.
VIDEO DE LA ACTIVIDAD (HACER CLICK)
3 Matemática. Cont.: Análisis y uso de
diversos procedimientos para sumar.
Propuesta
pedagógica: En este cuadro de doble entrada, a
cada número de la izquierda, le vamos a sumar, el 1; y vamos a colocar el
resultado en el cuadro en blanco.
VIDEO DE LA ACTIVIDAD (HACER CLICK)
4 RECREO (JUEGO)
5 Propuesta pedagógica: Luego de
escuchar el cuento, cuéntame ¿qué cosas te llaman la atención en los días de
lluvia?
Marina y la lluvia.
Laura Devetach en Monigote en la arena;
Colihue; Bs. As.
Marina tenía unos ojos muy redondos y mil ganas de
verlo todo. Se pasaba el día escuchando, oliendo, probando y frunciendo las
cejas –eso la hacía pensar “más fuerte” - y preguntando cosas: “¿Cómo fue la
primera, primera, pero primera vaca?” ¿Quién puso el huevo del que nació la
primera gallina? ¿Los pescados son picantes? ... ¿Dónde tienen el pico para
picar? Además de preguntar, a Marina le gustaba investigar cosas. Ya sabía que
el paraíso tiene gusto amarguísimo y que la flor de la verbena es dulce. Que las
tortitas de barro se rajan cuando se meten al horno. Que si uno toma mucha miel
con agua puede pasarse bastante tiempo en el baño. Pero Marina tenía un
problema: la lluvia. Apenas se nublaba, apenas el viento traía un poco de olor
a tierra mojada, apenas caían cuatro gotas, mamá decretaba: “Llueve”. Y se
acababan todos los planes que tuvieran que ver con asomar la nariz. Si pensaba
ir al cine,“No, al cine no, porque llueve”. “Pero el cine tiene techo”, decía
Marina. “Pero llueve”, decía mamá. “Nos ponemos el impermeable”. “¡No, con esta
lluvia!”. Y mamá se quedaba mirando las gotas detrás de la ventana y entonces
Marina sentía que no había en el mundo ni impermeable, ni botas, ni paraguas
que a una la consolaran de la lluvia. Durante una de las tantas lluvias, Marina
le dijo a mamá: “Yo no soy de azúcar, quiero salir a mojarme un poco”. ”No”,
dijo mamá con tono de no-y-no. “No se sale cuando llueve”. “¿Pero qué pasa cuando llueve? ¿De qué es la lluvia?”,
rezongó Marina. “No” repitió mamá. “Uno no sabe lo que puede pasar”. Y Marina
empezó a imaginarse catástrofes bajo la lluvia: se veía derritiéndose. Empezaba
por los pies y se iba quedando chiquita, chiquita como los bastones que siempre
se gastan por abajo. No, mejor se herrumbraba y se ponía marrón y con gusto a
hierro como la bici cuando quedó afuera. No, mejor, el agua le llevaba su pelo
tan lindo y quedaba pelada como un huevo. O empezaba a cambiar de color, hasta
quedarse transparente. Se podía mirar a través de ella como si fuera un vidrio.
Después, se imaginó chapoteando con ella. Y le hacía barcos con una hoja de
papel y se le mojaba y hacía otro y se le mojaba y hacía otro y otro doblando
las hojas de diario. “Mamá, ¿Nunca te metiste en la zanja como Raúl y los
chicos de enfrente?”.“No, Marina”, dijo mamá.“A mi no me dejaban. Cuando
llueve, no se sale”. Un día llegó la tía Flora y con ella una lluvia de verano
de esas que lo lavan todo y dejan las zanjas como para llenarlas de barcos. Y
quiso hacer tortas fritas pero no encontraba la harina, y mamá no estaba. Todo
fue perfecto. En un tris, con una gran bolsa de nailon como capa y la plata
bien apretada para que no se pierda Marina corrió al almacén. Como una ráfaga
trajo la harina y volvió a salir corriendo. Tía Flora tenía una extraña sonrisa
de día de lluvia. Marina se hundió en la zanja hasta las rodillas. El barro del
fondo se le metía entre los dedos de los pies y todo era raro y fresco,
impresionante y divertido. La lluvia caía como un río sobre la cara de Marina.
Se deslizaba por la espalda, se había metido en su boca y Marina le había
encontrado un lejano gusto a estrellas. Eso le recordó que tenía hambre y un
poco de frío y que en casa las tortas se doraban como soles. Pero antes de
volver, hizo un cucurucho con un papelito y lo llenó de lluvia. Entró a casa con paso lento, para no volcar
el agua del cucurucho y en puntas de pie para no enchastrar el piso. Tía Flora
sacaba soles de la sartén y mamá estaba de regreso, preparaba el mate...y
miraba a Marina de reojo.“Mamá...¡mirá, mirá! ¡La lluvia es sólo agua!”, dijo
Marina y le extendió el cucurucho. Mamá lo recibió como si fuera una flor, sin
saber donde ponerlo, porque- ...¿Cuál es el lugar de los cucuruchos llenos de
lluvia?. De pronto, lo dejó sobre la mesa y dijo: “Vamos”. Sus zapatos quedaron
junto al mate a medio cebar. Cuando la tía Flora se asomó, Marina y mamá
chapoteaban en la zanja. Al frente Raúl y sus cinco hermanos hacían navegar
ramitas. Había dejado de llover y todo el barrio se asomaba, chapoteaba,
saludaba y esponjaba las plumas como los pájaros. “La lluvia es sólo agua”,
dijo mamá riendo. “Sí”, dijo Marina. “Hay que publicarlo en todos los diarios”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario